Policiales

La historia detrás del masivo e insólito zanjeo para robar cables

Todo empezó el martes a la noche con la irrupción de personas haciendo pozos para extraer cables y vender el cobre. Una situación bizarra y confusa que se aclaró en la tarde del miércoles. Detrás, una historia insólita.

Por Fernando del Rio

A las 18.30 del martes algunos vecinos indignados del barrio SOIP empezaron a llamar a la policía porque no podían creer lo que veían. Otras personas de la zona de Las Canteras también. Lo que observaban era a varias personas, palo en mano, haciendo pozos y cosechando trozos de algo desconocido. Como si fueran cultivadores de algún tubérculo valioso. Pero lo que se estaban llevando era parte de un cableado que proveía a ese sector periférico de Mar del Plata servicio de telefonía e internet.

La policía llegó al lugar ante la convocatoria y consultó lo que estaba pasando. Ninguno de los poceros daba mayores explicaciones excepto aquellas que aseguraban que eran cables abandonados. En esas primeras horas se desconocía que pertenecieran a la empresa Telefónica de Argentina y el personal policial de dos comisarías, la decimosexta y la quinta, no pudieron hallar al damnificado. Si es que lo había.

“¿Y ustedes cómo saben de esto?”, preguntó uno de los efectivos policiales. La respuesta pareció salir del mismo casette cada vez que se formulaba: “No sé, yo me enteré, agarré la pala y vine”, decían.

La noche fría del martes cayó sobre los audaces excavadores casi sin que se dieran cuenta y a algunos de ellos no les alcanzó el tiempo para llegar hasta la profundidad necesaria y cortar el cableado. Entonces decidieron acampar. Montaron unas tiendas precarias y así defendieron durante toda la madrugada, solo con su presencia, el esfuerzo realizado. No fuera a ser que otros quisieran sacar provecho de los 80 ó 90 centímetros que ya habían removido.

Por la mañana la actividad se retomó, pero ya con decenas y decenas de personas acercándose a distintos sectores de la calle Catriel, por donde el cableado avanzaba subterráneo y oculto. Poco a poco las banquinas se llenaron de pozos y montículos de tierra, y los cables vieron la luz. Pero también el hacha. “No sabemos, a mí me dijeron que se podían cortar. Necesitamos vender el cobre”, respondían los excavadores.

La fiscalía de Flagrancia pidió al menos un damnificado para iniciar actuaciones, porque si se trataba de un elemento en abandono, que nadie reclamaba, no se materializaba ningún delito.

Recién a media mañana la empresa teléfonica recibió un alerta de servicio y confirmó que eran sus cables y que se estaban produciendo problemas en varios abonados. Entonces pudo intervenir la policía que se reunió en Antártida Argentina y Catriel e intentó la identificación de las personas involucradas en el zanjeo.

Un total de 28 hombres mayores de edad y 2 adolescentes fueron avistados en esas tareas, pero no se logró ninguna aprehensión ya que rápidamente se dispersaron.

Sin embargo poco después se detectó la presencia de 6 de ellos en la zona de Dolores y Mario Bravo mientras quemaban el cable. Personal de Policía Federal, que ya estaba al tanto de los acontecimientos, detuvo a esas personas y las puso a disposición del Juzgado Federal N°1 por el delito de robo e interrupción de comunicaciones.

“En una de las recorridas pudimos ver hasta nenitos de 4 ó 5 años con cuchillos, casi como un juego, junto a otros mayores”, dijo un policía.

Las autoridades que investigan este bizarro episodio policial, uno de los pocos en la historia criminal marplatense en el cual un número tan elevado de personas se organizan para cometer un robo, confían en avanzar hacia otro niveles de responsabilidades. “Creemos que esto no fue espontáneo, ni producto del boca en boca. Vamos a ver quién está detrás de todo”, se esperanzó un policía mientras verificaba que un patrullero iniciara la recorrida nocturna por la calle Catriel para custodiar los ya solitarios pozos.

 

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